Diego Aretz: el Periodismo entre la verdad, las fake news y el PODER
Entrada 1 - Volumen 6
Diego Aretz

Soy Diego Aretz, periodista, investigador en temas como política, derechos humanos, cultura y activista bogotano, columnista de la revista Semana, del diario El Espectador, de la Revista Voces y del portal de noticias latinoamericanas Nodal; mis aficiones son el piano y la viola, además compongo.
Mi formación ha sido en periodismo con énfasis en derechos humanos y política.
La música es el arte de escuchar, al igual que el periodismo que se basa en oír muchas voces.

No tengo ídolos, pero sí hay personas maravillosas que he podido conocer, por ejemplo, escritores Carmen Aristegui, John Lee Anderson o José Antonio Abreu, el cual marcó mi vida, trabajé con él hace 10 años; también Peter Florence, director de “Hay Festival” me permitió entender cómo buscar el diálogo y conversaciones abiertas, tarea importante en la democracia, labor de la ciudadanía y no necesariamente de los políticos.
Se han venido “normalizando” las fake news, tanto así que existen lugares llamados “bodegas” donde varias personas trabajan explícitamente redactando dichas noticias falsas y generando reacciones y comentarios que contrarían argumentos y personalidades de interés público. Es un negocio lucrativo bastante rentable para pensar en que por simple ética desaparecerá.
¿Qué se te ocurre qué podemos hacer para blindar a las personas frente a esta manipulación?
La manipulación siempre ha existido, no es novedad, es que las noticias falsas no son nuevas, no es un privilegio de nuestra situación actual, siempre existió, lo que nunca se había tenido es la posibilidad de las redes sociales que circulan rápidamente. Tengo la sensación de que también hay muchas más informaciones o maneras de probarlas, más fuertes y con más certezas, hay mucha trazabilidad, podemos identificar quién la copió y quién la pegó. La tecnología ensanchó el mundo, hay un miedo exagerado a las noticias falsas.

No hay que preocuparse tanto por ellas, sino preocuparse por el periodismo de noticias falsas. Los medios no han encontrado maneras sólidas de mantener su legitimidad editorial en medio del contexto de la información, un aprendizaje en tiempo real.
¿Cuál es tu postura como periodista frente a la ideologización religiosa de los cargos y la política pública?
Dependiendo del estado. Colombia no es un estado laico, no lo es por capricho, sino para respetar la diversidad de culto y de escogencia de credo, eso es para protegerlos, no se trata de ir en contra del credo, sino de la libertad de culto, para eso el estado debe jugar un papel serio de respeto hacia ellos, también por la orientación sexual y política.
¿Qué papel consideras que deberían interpretar los responsables de las redes sociales, respecto a las mentiras que pronuncian tantos líderes de opinión en comentarios o entrevistas?
Las redes son un fenómeno en sí mismo y no hemos comprendido lo que implica, el poder que tienen los dueños de las redes es inmenso no solo político, social y económico, sino que implica responsabilidad, qué responsabilidad deberían tener o cómo comportarse, no es tarea de un solo actor, sino una labor de consensos, cuál es la responsabilidad de Mark Zuckerberg o los dueños de Instagram o Twitter, cuál es el límite que les damos a ellos como sociedad, una de las instituciones.
Es una tarea de la sociedad preguntarse cuáles son los límites. Soy un defensor de la prioridad de lo público sobre lo privado, los límites y las libertades de los dueños de las redes sociales es algo que debemos entre todos cuestionar cuáles son esos límites, en lo personal pienso que es muy peligroso censurar y dejar en manos de un privado el control y la censura, esta debe ser mediada por órganos públicos los cuales nos representan a todos, no podemos dejar que una junta directiva controle lo que puede o no ver la humanidad, eso es peligroso.
¿Cómo un periodista puede convertirse en héroe o villano de la ciudad?
Entre los periodistas hay héroes y villanos, como autocrítica, a veces somos héroes y a veces villanos.
Nos asombramos de Superman que, siendo un buen periodista y un hombre poderoso, sea un superhéroe conformista frente a un sistema tan opresivo, al punto que no alcanza a ver que el sistema para el que trabaja es mucho más horrendo que los villanos que él combate privadamente.
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